viernes, 31 de octubre de 2008

La rosa en su pensil

La rosa en su pensil se haya dormida,
soñando su clavel alborozada.
El clavel le acompaña en la partida,
porque sueña lo mismo que su amada.

En el ansia febril amanecida,
un rocío desprende la alborada;
perlas sobre los pétalos. Vencida
ha quedado por fin la madrugada.

Y canta un ruiseñor sobre un almendro,
que de aroma a azahar riega la brisa
que acaricia sutil al jardinero.

La rosa y el clavel son el engendro
de ese sueño de amor que a toda prisa
brinda natura por el orbe entero.

¡Oh! soneto

¡Oh! soneto, medido y genuino,
faro de inspiración, como lumbrera,
gloria que te calienta como hoguera
ya sea en endecha o alejandrino.
Arte puro y genial, casi divino,
metódica tensión que es noble y fiera,
delicado rumor de primavera
o espinardo de cardos un camino.
En esta arquitectura acentuada
del Gótico abolengo y sin fisura
eres un rosetón sobre la brisa
que defiende su estilo con espada,
y su musa de lúcida locura…
Aunque algunos se burlen con su risa.

Jardinera

Moldéame en el ansia de un te quiero,
jardinera en la flor del sueño puro,
expande tu fragancia cual venero
en este pobre corazón maduro.

Y planta con cariño verdadero
una bella guirnalda sobre el muro
del viento de mi amor aventurero
que navega en el mar de lo inseguro.

Aborda el galeón de mi derrota
con esa ligereza tan galana
que hace volar tu lírico navío

sobre el yodo y la espuma, -gaviota-,
en la brisa sutil de la mañana,
con un verso de amor y desvarío.